jueves, 7 de agosto de 2014

CROMÁTICO

es verde
violeta y
azúl
nuestro amor
de colores fríos,
como el bosque,
la vid y el río
del paisaje mendocino
que aún no hemos
contemplado.

¿qué es este cromático
círculo loco,
contendor de lo infinito,
sobre el que sistemáticamente
damos vueltas y vueltas?

deambulantes por el cromo
sin saltearnos ni un color,
sobre cada uno de ellos
nos arrastramos reptando,
por entre la variedad
de pigmentos
fluímos errantes
despreocupados.

te prometo mil
distintas posibilidades
de lo más variopintas
de todo aquello
que ya se ha visto:
desde un celeste flúor
hasta el gris más desganado,
el carmesí del rey,
un tipo de azúl,
el rosa de un flamenco,
o la inconmensurabilidad del color
en el oscuro abismo
de un ojo ciego.

es tan difícil asimilar
entre esta parva de alteridades
que conforman el universo
de lo conocido y lo coloreado
a la multiplicidad de tonos
que dan vida a lo que observo.
individualizar a cada uno
distinguiendo entre los tonos
es a veces tan absurdo
como buscar dentro del cromo
el color de la vida,
la tez de la muerte
o la tonalidad del amor
en la paleta del pintor
donde ya todo está mezclado.

ninguna búsqueda genuina
puede teñirse de superflua
la experiencia del camino,
lo aprendido y lo enseñado,
enaltecen al espíritu,
como el secreto de los colores
que me ha sido revelado.
según cuenta la leyenda,
entre aquellos que conocemos
aún espera algún pigmento
ser finalmente encontrado.
¿será éste el color del futuro
en el que devinieron nuestros pasados?

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