jueves, 7 de agosto de 2014

ATARDECER

Es difícil lograr
que la noche lo contemple a uno.
Pero si la noche enseña tanto
es porque de algún modo
aprende.
Lo veo en sus ojos
cuando miro a la noche de frente.

¿Para qué insistir entonces
una y otra vez
con el mediodía eterno
olvidando que la noche
permite observar
la trascendencia del universo?

Tratar de ser como el atardecer
es atardecer el impulso
de trarar de ser como.
El atardecer,
por más que tarde en ser
jamás sera
atar del ser.

Mirando a la noche de frente,
el eclipse de uno mismo,
ante la luz de la oscura
profunidad de lo que perdura;
lo mismo que vio el antiguo,
la musa que inconsciente anhelaba,
una búsqueda que desconocía
hasta que encontró lo que buscaba.

Para volver a nacer,
primero hay que saber morir.
Para volver,
morir y nacer,
atardecer
día a día como él,
a tar de Ser,
que te transformas en noche
y me iluminas.

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